Al coleccionista de hueveras se le denomina: Pocilovista, nombre que deriva de latín, pocillum de “tacita” y ovi de “huevo”.
La huevera es el recipiente destinado a ubicar el huevo pasado por agua, con el fin de poderlo comer tranquilamente.
La popularización de las hueveras se inicia pasado el siglo XVI, anteriormente la costumbre era consumir los huevos duros o asados en los rescoldos y brasas del fogón. Pero, fueron los ingleses en su desayuno, quienes pusieron de moda el consumo de huevos pasados por agua y toda la parafernalia que conlleva la etiqueta de servirlos en hueveras con hermosos diseños en la mesa. Pero es en la británica era victoriana cuando, a imitación de la pujante burguesía industrial y la propia reina de Inglaterra, se estandariza la moda de utilizar hueveras tanto en el palacio de la monarca, como en la barraca del minero.
Lo interesante de una colección de hueveras, es descubrir cómo para una cosa tan simple como es comerse un huevo pasado por agua, el ingenio humano ha ideado tantas alternativas, lo cierto es que la forma de una huevera común parece condensar en ella la esencia de muchas cosas importantes: es bonita, práctica, graciosa, poquita cosa pero útil, irremplazable, en fín, es algo muy especial.
Estas hueveras están a la venta en el siguiente enlace:
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